Dina Rodh acerca la belleza de La Orotava a Zaragoza
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Dina Rodh acerca la belleza de La Orotava a las fiestas del Pilar de Zaragoza

La fuerza volcánica del Teide lució sus mejores galas en la ofrenda de flores a la Virgen del Pilar de la mano Dina Rodh, costurera, bordadora, masajista, esteticista y torbellino que aterrizó hace cinco años en Aragón con el objetivo de recorrer nuevos caminos profesionales. La propietaria del Centro de Belleza situado en la Plaza Mariano Arregui de Zaragoza, vistió el pasado día 12 de octubre su esencia canaria con el traje típico de la localidad tinerfeña de Tegueste, una indumentaria elaborada de principio a fin con sus propias manos.

«El orgullo que siente mi madre cuando me ve con mi traje regional, que hice yo, que además me enseñó ella… no es el orgullo de llevar mi traje de maga, es el orgullo de saber todo lo que conlleva», manifiesta Dina, profesional de la belleza que llegó hace cinco años a Aragón contratada para dirigir la puesta en funcionamiento del Spa del Monasterio de Piedra. Esta tinerfeña apasionada por su trabajo también manifiesta un gusto por la costura y el bordado que le han motivado a confeccionar sus trajes regionales. «En casa nosotros siempre hemos tenido trajes de mago, como nosotros llamamos en Canarias al traje regional. Yo me hice mis propios trajes regionales, ahora mismo tengo cuatro. Hay muchos tipos de trajes: de gala, de fiesta, de campesina, de aguadora… cada zona de las islas, y cada isla concretamente, tiene un traje regional. El más conocido es el de La Orotava, que es el más internacional de todos. Pero realmente, igual que aquí en Aragón, cada pueblo, cada región, tiene su traje regional. Así, están los de campesina del monte, los de campesina de costa, los de pescadores, las aguadoras… este es uno que tengo por hacer», explica.

Dina Rodh escogió su traje de Tegueste como indumentaria tradicional para celebrar la fiesta en honor a la Virgen del Pilar, aunque para el reportaje fotográfico elaborado por Jorge Gracia Bravo para esta entrevista se engalanó con el de La Orotava. «Lo único que no he hecho es el sombrero y el pañuelo amarillo», comenta, mientras explica que «si empezáramos a hacer un traje de maga a las nueve de la mañana, como yo he visto a mi madre, podríamos estar tranquilamente una semana para hacer un traje completo, y tirando por lo sencillo, porque el bordado lleva muchas horas». Un traje delicado en el cual hasta los ojales están bordados a mano y con el que la maquilladora siente que «honra» a su madre, porque según apunta «soy muy de raíces. Desde pequeña aprendí lo que valen las cosas, aprendí lo que es plantar una semilla, el tiempo que tienes que esperar a que crezca, con suerte te da fruto y con suerte te lo puedes comer. La vida es eso. La vida es una semilla. Como me han enseñado en casa, a trabajar, a ser una persona de fundamento».

Y es que para esta profesional de la belleza «llevar mi traje de maga y hablar de mi tierra es un orgullo. Me siento orgullosa de vivir en Aragón, me encantan sus tradiciones e intento empaparme de todo, pero evidentemente mi arraigo es de allá. Por eso echo mucho de menos mi campo, mis tradiciones, ponerme el traje de maga e ir a la romería. Es algo que he mamado, soy una chica de campo». Una mujer cuyo gusto por la costura se lo debe a su madre, costurera de profesión que enseñó a todos sus hermanos a «coser, a tejer, a hacer ganchillo, a jugar a las cartas, al parchís y a no ser tramposos», recuerda divertida. Un aprendizaje gracias al cual supo valorar el trabajo que supone la confección manual. «Llevo haciéndome mi ropa desde que tengo uso de razón. Cuando venía mi cumpleaños me gustaba que me regalaran retales de tela, porque eso a mi me daba juego para hacerme lo que yo quisiera. Y en esto entran los trajes regionales, que en mi casa mi madre siempre los ha hecho para los demás», comenta Dina. «Mi madre es muy perfeccionista, cada vez que me equivocaba ella me corregía, y yo me enfadaba, pero esas correcciones me enseñaron a ser una buena costurera. Ella me enseñó a bordar», explica, mientras recuerda con simpatía que «para lo impaciente que he sido para todo, verme sentadita bordando a mi madre le llamaba la atención».

Una habilidad para el bordado de la que hace gala en su traje de La Orotava, una obra que supuso «muchísimo trabajo porque lleva muchísimo bordado», comenta. «Yo me hice el traje con los colores que me gustan, con las espigas que me gustan», ya que según explica, no existen restricciones respecto al tema reflejado en el traje, por lo que «hay gente que tiene bordado el Teide, o cualquier sitio emblemático de Canarias, no hace falta que sea solamente floral». «Los trajes de La Orotava son los que más bordados llevan, pero si nos fijamos en los de Gran Canaria son los más elaborados porque llevan calados. El calado es una asignatura que tengo pendiente, nunca aprendí a calar», asevera, al tiempo que explica que la indumentaria tradicional canaria se usa a lo largo de las fiestas «aunque no vayas en una carreta o estés en una rondalla, que es otra de mis facetas. Estuve en una rondalla y terminé en el grupo de baile», recuerda Dina.

Esta afición por la costura no es la única faceta creativa de la esteticista. «Siempre he sido inquieta y me gusta hacer muchas cosas. Tengo un diario escrito desde los 13 años, era mi válvula de escape. Aunque siempre me haya gustado hablar con la gente, hay cosas que son mías. Hay cosas que nunca le cuentas a nadie, y a quién se lo vas a decir: a alguien que nunca lo va a contar que es un papel. Lo mejor que he escrito en mi vida lo tengo guardado, fue en los peores momentos de mi vida. Las musas te acompañan cuando peor estás. La creatividad desaparece y solamente vienen las musas de la escritura», explica Dina, una profesional de la belleza que inauguró el centro que regenta hace más de un año. Una profesión a la que se dedica casi por casualidad, ya que según recuerda «yo iba para Bellas Artes, o Fisioterapia, no lo tenía muy claro». Un azar que sin embargo determinó su futuro profesional con apenas quince años. «Yo era la típica chica que iba al instituto porque era muy buena estudiante, pero no sabía que hacer con mi vida. Mis amigas querían casarse y tener hijos y yo quería ser la chica del anuncio de Farala», ríe. «Un día fui a una actuación de una coral con un amigo, y allí me presentó a sus padres, Enrique Thelen y Úrsula Thelen, de Colonia. El padre, cuando le di la mano, me dijo `tienes manos de masajista`. No me olvidaré en la vida de eso», recuerda Dina. A partir de ese momento decidió formarse «en la academia de más prestigio de Tenerife» al tiempo que trabajaba y que hacía prácticas los fines de semana en el hotel en el que el matrimonio Thelen trabajaba. «Cuando Enrique me dijo que tenía manos de masajista me quiso ayudar. Ellos llevaban la zona medicinal y el Spa de un hotel de cuatro estrellas en Punta del Hidalgo, de turismo de alto nivel. Allí iban sobre todo alemanes con problemas de salud y allí se hacían drenajes linfáticos, masajes…», apunta.

Desde las prácticas en el hotel hasta el Centro de Belleza que regenta actualmente, Dina Rodh ha vivido muchos éxitos, aunque también malos momentos de los que charló invitada por las Fuck Up Nights, reuniones que surgieron en 2012 y en las cuáles personas emprendedoras explican cómo han gestionado malas rachas como la que llevó a Dina Rodh a cerrar su primer centro en Tenerife. «Puse como ejemplo la fábula de la Luciérnaga y la Serpiente y la de la Rana y el Escorpión, para plasmar los motivos de mi fracaso. Las tengo como ejemplos para no olvidarme de lo que no debo hacer. Pero aún así me vuelve a pasar, porque como le pasa al escorpión mi naturaleza es así, soy una persona que confía en los demás», argumenta. Sin embargo, su carácter disciplinado y perseverante le ha llevado a abrir su nuevo Centro Dina Rodh en la plaza Mariano Arregui de Zaragoza, que lleva más de un año en funcionamiento. El nuevo emprendimiento de una canaria ecléctica y volcánica que sacó su fuerza y tesón de la tierra y de la familia, y que el pasado 12 de octubre iluminó las calles de Zaragoza con la belleza de La Orotava. Las fiestas del Pilar se despiden hoy con la esperanza de volver a contemplar unos bordados elaborados por las fuertes y delicadas manos de esta masajista multifacética amante de la tradición.

 

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El reportaje fotográfico ha sido realizado por Jorge Gracia Bravo.

 

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