La máquina de coser que transformó una sociedad
Fotos: Emilia Laura Arias Dominguez.
Una máquina de coser cambió la vida de un grupo de mujeres de Bombay. Un artefacto cotidiano del que se valió Isabel, monja salmantina, como arma revolucionaria. Herramienta de un cambio profundo que surgió tras la puesta en funcionamiento de la primera máquina de Creative Handicrafts, cooperativa textil fundada por la misionera española, y que ha ayudado a las mujeres más pobres a liderar su presente y modelar su futuro. Una historia de lucha y trabajo colectivo y femenino que la periodista leonesa Emilia Laura Arias Domínguez recoge en «La revolución de las agujas», un libro que se encuentra en proceso de crowdfunding con el objeto de garantizar una tirada suficiente como para colaborar en el crecimiento de la cooperativa india. Y es que el 50% de cada libro se destinará a Creative Handicrafts.
(Si quieres participar en el crowdfunding, puedes hacerlo antes de siete días en este enlace)
LA VOZ DE LAS COSTURERAS.: ¿Cómo llegó a tus oídos la historia de Isabel y su iniciativa, que derivó en la creación de la cooperativa Creative Handicrafts?
EMILIA LAURA ARIAS DOMÍNGUEZ.: Un voluntario de la organización que ha pasado mucho tiempo allí, y que está muy comprometido con Creative Handicrafts, había leído algo que yo había escrito. Me contactó y me propuso escribir esta historia. Acepté. Estaba embarazada de seis meses en aquel momento así que esperé a viajar a que mi hija tuviera ocho meses. Entonces fuimos los tres juntos a Bombay a conocer a las mujeres que forman Creative Handicrafts. Fue este voluntario quién me habló de Isabel. Durante los meses finales de embarazo entrevisté por distintas vías a personas que la habían conocido, y que me mandaron los audios, vídeos, documentos que fueron la primera semilla para preparar el libro. Isabel fue una mujer increíble. Una monja salmantina que se fue a vivir a La India como misionera en los años 50. Después de vivir en distintos lugares, pasó diez años viviendo en un slum (barriada muy pobre) de Bombay. Vivió allí con ellas y como ellas. Entonces buscó una manera de apoyar a las mujeres de su entorno y se le ocurrió que a través de la costura y de una máquina de coser, ellas podrían conquistar su independencia, su libertad, ser dueñas de su futuro y abandonar situaciones de violencia machista y de pobreza muy extrema.
LVC.: ¿Cómo se estructura «La revolución de las agujas»?
E.L.A.D.: Son en torno a las 250 páginas, estructuradas en doce capítulos. Empezamos con la historia de Isabel y seguimos con capítulos divididos por temáticas pero siempre desde una perspectiva humana. Hablamos de salud a través de la historia de las piernas de Shakina y de la infancia en Bombay a través de los sueños de una niña concreta y de una experiencia concreta. Son historias de personas reales contadas de forma muy plástica porque así es La India: olores, colores, sonidos…
LVC.: ¿Cómo es Creative Handicrafts?
E.L.A.D.: Es una cooperativa formada por mujeres. Actualmente forman parte de la Organización Mundial de Comercio Justo. Ya hay numerosos talleres en distintos puntos de Bombay en los que las mujeres trabajan en condiciones justas por un salario justo. Ellas tienen voto en la organización, se reúnen y deciden. Existe un «corazón» de Creative Handicrafts ubicado en Makahali (Bombay). Es un edificio donde se reciben los pedidos, trabajan las administrativas, jefas de taller, se dan cursos a más mujeres… Está en constante movimiento y se unen mujeres cada poco tiempo. Hacen prendas, muñecos, artesanía, bolsos…. Tienen clientes por todo el mundo, como Monoprix o Hoss, ONG como Oxfam y Ayuntamientos. Cuando estuve allí estaban justo haciendo los pañuelos para las fiestas de un pueblo catalán, por ejemplo.
LVC.: ¿De qué manera Creative Handicrafts ha transformado el entorno de las cooperativistas?
E.L.A.D.: Cambian sus vidas, cambian sus familias, cambian y mejoran sus viviendas, su capacidad para exigir sus derechos, para participar en la sociedad, sus hijos e hijas reciben becas de estudios, tienen un seguro de salud, reciben formación en derechos, en género, en nutrición, empoderamiento, forman grupos de ahorro … Creative Handicrafts es una mancha de aceite maravillosa.
LVC.: ¿Qué oportunidades hubieran tenido estas mujeres en la vida de no haber entrado en esta cooperativa? ¿Pertenecen estas mujeres a castas determinadas?
E.L.A.D.: En ciudades como Bombay, y en otras grandes ciudades indias, el tema de las castas se desdibuja y puedes encontrar a Brahamanes (casta de los sacerdotes y de las más importantes) viviendo en condiciones de pobreza absoluta. Las castas tienen peso en otras cuestiones y también de esto hablo en el libro en uno de los capítulos. Sean intocables, brahamanes o chatría… si vives en la pobreza y no tienes nada, no vas a tener oportunidades. Así de sencillo. Muchas personas llegan a Bombay desde las zonas rurales buscando oportunidades porque vivir de la tierra es cada vez más complicado. Se encuentran con una ciudad inmensa viviendo en condiciones de hacinamiento y sin demasiadas oportunidades. En Creative Handicrafts hay mujeres de todas las castas y también hay mujeres adivasis, aborígenes, que son consideradas aún menos que intocables.
LVC.: ¿Ha cambiado el autoempleo su mentalidad, las ha empoderado?
E.L.A.D.: Absolutamente. Hay mujeres que llegan a Creative Handicrafts hablando en voz baja y ahora son capaces de expresar su opinión de forma vehemente. Es un proceso largo pero sucede. Es el caso de las mujeres viudas. La sociedad india condena al ostracismo a las mujeres viudas: dan mal fario, mala suerte y no son invitadas a ningún acto social… Las viudas que llegan a Creative Handicrafts encuentran un círculo en el que se les aprecia y quiere, son compañeras, amigas, familia… Sentir eso les da mucha fuerza porque dejan de sentirse marginadas. Este es solo un ejemplo. Hay muchos más. Aprender a coser, por ejemplo, es una manera de crear cosas con las manos. Esa manera de desarrollar habilidades les da confianza en si mismas y les hace sentirse más poderosas. Son proveedoras, tienen su dinero, sus sueños, sus pequeños o grandes proyectos; desde ahorrar para comprar un armario hasta dar estudios a sus hijas.
LVC.: ¿Cómo viviste tu viaje a la India? ¿De qué modo su historia te ha influido a ti como profesional y como persona?
E.L.A.D.: Lo viví como un regalo. Nos trataron tan bien que fue difícil volver. La realidad de La India es dura y no puedes mirar para otro lado, te golpea fuerte porque la pobreza es absolutamente visible; está por todas partes y la desigualdad la convierte en insoportable. A nivel personal traje conmigo agradecimiento en cantidades industriales. A nivel profesional, también. Esta cooperativa me ha dado una bonita oportunidad: contar una historia hermosa, real, alegre, de futuro y lejos del victimismo y de la idea de resignación que se nos vende siempre sobre la pobreza. No es verdad. Hay pobreza porque es la cara «b» de la riqueza y se puede acabar con ella.
LVC.: ¿Son viables en el sector textil indio estas cooperativas?
E.L.A.D.: Son absolutamente viables. Igual que es viable que moderemos el nivel de consumo y optemos por tener menos cosas y confeccionadas en condiciones justas. Otra cosa es que el resto del sector textil indio quiera optar por este modelo o siga sucumbiendo a las presiones de las grandes multinacionales que exigen más y más beneficios y producción a coste irrisorio.
LVC.: ¿Qué te gustaría destacar sobre «La revolución de las agujas y Creative Handicrafts?
E.L.A.D.: Este libro es suyo. Ellas con su experiencia, sus voces, sus manos y sus palabras. Empujan la aguja pero también han empujado las teclas, las palabras y las frases de este libro.
LVC.: Además del viaje a la India que motivó la recopilación de testimonios para «La revolución de las agujas», a lo largo de tu trayectoria profesional has tenido la oportunidad de viajar a diversos países de África, América Latina y Asia como reportera. Una carrera a lo largo de la cual has podido conocer y recoger historias tremendas procedentes de todo el planeta. ¿Cuáles de ellas se han quedado grabadas en tu memoria?
E.L.A.D.: Son muchas. A veces es mejor esconderlas en la memoria para seguir viviendo sin sentirte demasiado miserable con mis preocupaciones primermundistas. Recuerdo a Lakot, una niña que había sido esclava sexual de la guerrilla en Uganda. Me dijo que iba a ser enfermera. Recuerdo a su amigo Patrick, un niño al que habían obligado a sus hermanos y a sus padres. Durante años fue niño soldado y decía que por la noche le perseguían los espíritus de las personas que había matado sin querer matarlas. Ahora estudiaba y estaba en un programa de ayuda psicológica. Su mirada era la de un hombre de 90 años. Estaba cansado de vivir con 18 años. No puedo dejar de mencionar a Esmeralda y Sebastián, dos hermanos de Lima que vivían en una situación muy dura. Tuvimos una relación larga y especial. Esmeralda me miró fijamente un día y me preguntó: «¿Y tú de pequeña también eras pobre?». Han pasado años y sigo recordando a Esmeralda y Sebastián cada noche.
LVC.: Una vida profesional acompañada por una sensibilidad feminista y solidaria.
E.L.A.D.: Escribo desde una mirada feminista en todos los trabajos que hago. Creo que no se debe trabajar de otra manera. Así de sencillo. Una mirada feminista sobre el mundo hace que mires con perspectiva crítica. Implica no olvidar a más de la mitad de la población mundial, implica no perder de vista la desigualdad en cada cosa que haces. Creo que es la manera de hacer un buen periodismo, uno útil. No creo que EL País o El Mundo sean medios «neutros». No. Son medios androcéntricos.
Emilia Laura Arias Domínguez es Licenciada en Periodismo por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Master en Televisión por la Universidad Rey Juan Carlos, Especialista en Información Internacional y Países del Sur por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Igualdad por la UPV. Ha trabajado en El Diario de León, El Correo, La 2 Noticias, La Sexta Noticias y TVE, así como en organizaciones como Amnistía Internacional y Ayuda en Acción. Actualmente trabaja en TVE y participa en el colectivo editor de la revista feminista Pikara Magazine. Además, escribe en varios medios digitales como eldiario.es. Premio Manuel Castillo 2011 por su reportaje No habrá Haití sin haitianas. Premio Joan Gomis (Justicia y Paz) por Una revolución lenta pero irreversible. Ha publicado relatos en Solidaridad en Tiempos de crisis (Icaria 2015) junto a otros periodistas. Durante años ha recorrido distintos países de África, América Latina y Asia recogiendo historias que merecen ser contadas.