Autor de la fotografía: http://www.viktorhanacek.com/
Cuando Nieves tomaba una decisión, nadie en el mundo podía hacerle cambiar de opinión. Ni su maestra, ni sus tías, ni su padre… nadie salvo su madre y su abuela.
La influencia que ambas mujeres habían tenido sobre ella no había menguado con el paso de los años. Hecho del que fue plenamente consciente la noche anterior. La joven tejedora aún no podía creer lo que había sucedido hacía unas horas.
Como había ocurrido años atrás, en el instante previo al sueño profundo apareció su hada. La madre perdida con apenas cinco años, había vuelto a visitarla. Pero la sorpresa de Nieves fue mayúscula cuando pudo comprobar que no venía sola. En esta ocasión, Martina traía otra hada con ella, otro rostro conocido flotó sobre ella y le susurró un consejo.
—Hija, no dejes los estudios.
La fallecida abuela Purificación había vuelto a su vida en forma de hada para darle un último consejo, el más importante, el que determinaría su vida. La madre y la abuela de Nieves la instaban desde el más allá a que se convirtiera en la nueva maestra del pueblo.
La visión de ambas mujeres flotando sobre ella en ese estado de semi-insconsciencia en el que se encontraba durante esas visitas fue sanador. La doble visita llenó a Nieves de paz y amor, centró su excesivo sentido de la responsabilidad y le hizo poner los pies en el suelo de nuevo.
Que Nieves dejara los estudios no ayudaba en nada a ni a su padre ni a su hermano.
Que estudiara y una natural del pueblo fuera la maestra, ayudaba a las generaciones venideras.
Estaba decidido. Nieves sería la futura maestra del pueblo.
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