Gracias a todas por ayudar a urdir un mundo más bello
La voz del blog

¡Gracias a todas por coser y tejer un mundo más bello!

En esta última entrada del año me gustaría daros las gracias. A mis lectoras, a aquellas que han rozado de pasada mis entradas y aquellas que en algún momento han manifestado a través las redes sociales que le gusta algo de lo que propongo. Pero sobre todo quiero dar las gracias a mis entrevistadas.

Todas las mujeres con las que he charlado desde que comencé mi blog en julio de este año me han hecho crecer como periodista y como ser humano. Todas ellas me han regalado una hora de su tiempo y en ese lapso de su vida han puesto sobre mis manos momentos preciados de su historia y la de sus familiares.

Porque todas esas personas con las que he tenido el privilegio de hablar a lo largo de estos meses tienen muchas cosas en común, aunque también cuentan con circunstancias personales únicas que les han llevado a ser lo que son. Costureras, tejedoras, diseñadoras, dueñas de establecimientos… todas ellas mujeres fuertes y apasionadas que tienen algo en común: el amor a la belleza.

Un amor a la belleza desde el punto de vista más puro del término. La pasión por las labores acarrea en muchos casos amor a la familia, respeto por los antepasados, querencia por el legado recibido y deseo por continuar y mejorar los conocimientos recibidos. Es amor por la familia; las hijas y los hijos, las madres y los padres, las hermanas y hermanos, las abuelas y abuelos, las tías y tíos… Es respeto y solidaridad.

Las mujeres creamos belleza desde el mismo momento en que somos portadoras de vida. Tengamos o no tengamos hijos, nuestra capacidad de creación y compromiso determina nuestro trayecto en el mundo. Las mujeres somos generosas, trabajadoras, comprometidas y solidarias. Ese es el motivo por el que escribo este blog. La camaradería que he contemplado a lo largo de mi vida tiene en muchos casos las labores como punto de encuentro.

Recuerdo la mesa camilla en la que mi abuela paterna se reunía con sus vecinas, quienes con el paso de los años se habían transformado en amigas y hermanas. Al final del día, con el atardecer zamorano como telón de fondo, el más bello que he visto jamás. Ellas compartían con sencillez absolutamente todo lo que se puede compartir en la vida. Les unían lazos tejidos por la escasez y el compañerismo. Para ellas era absolutamente normal, era parte de la vida ayudar y ser ayudadas, amamantar a tus hijos y a los de las vecinas, si alguna lo necesitaba.

También recuerdo el sonido del pedal de la máquina de coser de mi madre, cuando al final de un largo día de trabajo se sentaba, agotada, a confeccionar la ropa de sus hijas e hijo. Un traqueteo que forma parte de mi memoria y que añoro cuando utilizo mi máquina de coser eléctrica, más cómoda pero despojada de toda humanidad. La de mi madre fue utilizada por su abuela y por su madre, por lo que lleva el alma de la familia impregnada en su engranaje.

En mi corazón las costureras, tejedoras, bolilleras… todas ellas encarnan trabajo y belleza, solidaridad y compañerismo. Siento que a pesar de las dificultades que encuentran en la vida han buscado siempre la belleza y la felicidad.

Por todo ello quiero dar las gracias en esta última semana del año. A mi luchadora, comprensiva y cariñosa madre, a mis abuelas, a mis tías, a mis primas, a mis hermanas. También quiero dar gracias a todas las personas que me han leído alguna vez, a las que me siguen cada semana, a las que me conocerán el próximo año. Y sobre todo, quiero dar las gracias a mis entrevistadas. Especialmente a Pilar del Val, dueña de la tienda zaragozana Tejidos San Miguel, que confió en mi proyecto cuando apenas acababa de empezar con mi blog. Me dio la primera oportunidad, la que necesitaba para lanzarme a esta andadura, y me ha permitido conocer a muchas otras mujeres maravillosas que me han abierto su corazón. Sin ella esto no hubiera sido lo que es hoy en día.

Muchas de las personas que he entrevistado se han emocionado. Las lágrimas han llegado a sus ojos, y a los míos. Toda una vida, en un instante, resumida en una hora de conversación; una madre que ya no está, el inmenso agradecimiento a un padre, una abuela, a un compañero, a un hijo… La costura es el hilo del que tiramos para llegar a nuestros corazones.

Mi capacidad para expresar mi agradecimiento verbalmente es limitada, por eso he querido daros las gracias, lectoras y entrevistadas, presentes y futuras, a través de la palabra escrita. Esa es la vía con la que me siento cómoda y libre, con la que abro mi alma para vosotras, que tantos corazones me habéis regalado.

Feliz año nuevo!! Os deseo un 2017 lleno de hilos, lanas y… ¡mucha felicidad!

Photo credit: Easymakesmehappy via Foter.com / CC BY-NC-SA

 

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