«Esta experiencia me ha servido para ver hasta dónde soy capaz de llegar, para superarme a mí misma»
Foto de la galería: Shine Iberia.
Anna, la aprendiz más emotiva de Maestros de la Costura, desató un mar de lágrimas en su salida durante el sexto programa. Esta concursante, que estudia Magisterio Infantil al tiempo que sueña con fundar su propio taller en Madrid, continúa su formación como modista y diseñadora. Una cordobesa pizpireta y nerviosa que salió del programa, emitido en RTVE, satisfecha del crecimiento profesional y humano que la experiencia le ha proporcionado. Admiradora confesa de las diseñadoras María Escoté y Ágatha Ruiz de la Prada, ha portado el gusto por la costura y el diseño desde niña, aunque fue al terminar Bachillerato cuando le pidió a su madre una máquina de coser como regalo de selectividad. Un instrumento mediante el cual ella pudo dar rienda suelta al torbellino de color que se aloja en cada una de sus sonrisas.
LA VOZ DE LAS COSTURERAS.: Muchas personas que cosen lo hacen motivadas por una historia familiar bonita. ¿Qué recuerdo te llevó a empezar a coser?
ANNA.: Desde pequeña he visto a mi mami cosernos vestiditos a mis hermanas y a mí, de pequeñas nos enseñaba en las vacaciones a hacer punto de cruz… pero fue en mi graduación de 4º de la ESO cuando me entró el ‘gusanillo’. Estaba buscando un vestido que no encontraba en las tiendas y me diseñé el que yo quería llevar. Siempre me gustaron los niños y decidí estudiar Magisterio Infantil, pero teniendo como hobby diseñar y aprender a coser. Entonces fue cuando le pedí a mi madre como regalo de selectividad mi máquina de coser, para hacer toda la ropa que me imaginaba.
LVC.: Tras el bachillerato pudiste aprender gracias a un curso de corte y confección que te regalaron tus padres. Aunque reconoces en tu presentación que siempre has cosido guiada por tus profesoras. ¿Crees que ese hecho ha ocasionado que tu punto de partida no fuera el mismo que el resto de aprendices?
A.: Está claro que sí, he dejado a compañeros con mucha más experiencia y formación que yo. Mis conocimientos en la costura no son seguidos por un temario formal ni tengo una formación completa con todos los ámbitos generales la costura. Me he enfrentado en la mayoría de pruebas a prendas que no había hecho jamás, ni me habían enseñado cómo hacerlas, por eso estoy feliz de mi evolución y aprendizaje durante el programa. Porque he hecho cosas que no hubiera hecho en la vida, seguramente.
LVC.: ¿Quién fue la primera persona que te enseñó a coser?
A.: Las primeras prendas que hice fueron gracias a mi mami, pero, como no me bastaba con sus ratos libres y quería más y más, me apunté a Corte y Confección, donde actualmente me enseña una mujer maravillosa.
LVC.: ¿Recuerdas alguna anécdota bonita que tenga que ver con tu aprendizaje?
A.: De pequeña adoraba jugar con mis muñecos, que tuvieran su mantita si era invierno y hacía frío o que tuvieran su bañador si era verano, ya que me los llevaba conmigo a todas partes. Recuerdo que un día quería llevarme a mi muñeca a la piscina, pero no tenía bañador, entonces fui a mi cajón de los bañadores cogí uno viejo y el costurero de mi madre y me puse a hacerle su bañador y felpa compañera.
LVC.: ¿Qué significan para ti tener la capacidad de elaborar prendas, de vestirte como quieres y vestir a otros?
A.: Lo más gratificante para mí no solo es el hecho de diseñar prendas únicas, que no se puedan encontrar en tiendas, sino que yo misma sepa hacer la prenda que tengo en mente. Me hace súper feliz ver que la gente identifique, sin decirle de dónde es, que es hecha por mí porque vean mi esencia. Me da mucha satisfacción, por eso quien la lleve para mí es lo de menos, porque cualquier persona que lleve algo mío, porque le guste, me hace feliz.
LVC.: Comentas en tu presentación que ya admirabas a la diseñadora María Escoté antes de saber que iba a ser jurado. ¿Qué otros referentes tienes a nivel de diseño?
A.: Me gusta mucho el color y la juventud que desprenden las prendas de María Escoté, la combinación de colores de Ágatha Ruiz de la Prada, el estilo surfero con prendas veraniegas y vestidos escotados llenos de color, los volúmenes de Delpozo, Dior, Vicky Martín Berrocal, Mané Mané…
LVC.: ¿Cómo llegaste a Maestros de la Costura?
A.: Mi seño de costura me dijo que iban a poner un programa de costura en la televisión y yo, que no veo apenas la tele, pensé que era mi oportunidad para ver algo que me gusta. Cuando me dijo que estaban con los castings, corriendo me metí a investigar y a presentarme sin pensármelo dos veces. Nada más me llegó el mensaje de que había pasado la primera selección, me puse hiperfeliz y pegué un grito que me escuchó todo el bloque. Una vez en la prueba de selección de Madrid, cuando dijeron el número de los seleccionados para la siguiente fase, recuerdo que me puse como loca, abracé a un muchacho del casting como si lo conociera de toda la vida. Yo tenía claro que, me escogiesen o no, tenía que hacer lo posible por acercarme poco a poco a cumplir mi sueño, ya fuese en el programa o por otra vía.
LVC.: ¿Con qué te quedas de tu paso por el programa? ¿Qué aprendizajes técnicos y personales te llevas? ¿Qué te quedas de tu relación con el jurado y los aprendices, en particular de Lorenzo Caprile, que se emocionó en tu expulsión y que tanto te imponía cuando comenzaste en el concurso?
A.: Me quedo con el primer y último programa como aprendiz. Ambos con sensaciones que jamás había sentido nunca y que sólo se viven una vez. En el primero estaba flipando con el taller, mi mesa de trabajo, con ese pedazo de costurero, esa mercería, ver al jurado y a Raquel… me impactó muchísimo, nunca había visto a alguien famoso con el que yo fuera a tener un trato en mi día a día y pensar que me iban a aportar miles de consejos y la que me venía encima. En el último, en el momento en el que todos los miembros del jurado y Raquel se emocionan. Y como especialmente Lorenzo Caprile me dice que ha sido un privilegio tenerme como aprendiz en el taller y que está muy orgulloso de mi evolución, es algo que me remueve por dentro. En todas las pruebas puedo decir que he aprendido algo, porque incluso he confeccionado cosas que jamás tenía pensado hacer, como el hábito de monja o la ropa para perrito. Pero sobre todo he aprendido de cada error que he ido cometiendo. También he aprendido de mis compañeros, y no sólo de costura, a nivel personal he aprendido muchísimo. Nunca había salido de casa y esta experiencia me ha servido para madurar, valorar todo lo que tengo, para ver hasta dónde soy capaz de llegar, superarme a mí misma y tener más confianza en mí…
Es cierto que Lorenzo Caprile me impone muchísimo, y las valoraciones por parte del jurado al principio han sido duras, pero nunca me han hecho venirme abajo y desanimarme, me servían para mejorar y las tomaba para aprender. Mis compañeros son estupendos y no solo me han enseñado cosas de costura, me han enseñado y aportado mucho como persona, ellos han sido mi familia allí. Recibía detalles que valoro mucho en mi día a día, por muy pequeños que fuesen, pero a mí me hacían estar muy agradecida y feliz. Como besos de buenas noches cuando me acostaba súper preocupada por las pruebas de eliminación, o que me guardasen una manzana cada vez que veían una porque sabían que me encantan, o encontrarme a los pies de mi cama una bufanda hecha de lana… vivencias de cualquier día con amigas, consejos y recomendaciones de cómo ser diseñadora… Sin duda me los llevo a todos en mi corazón.
LVC.: Una vez fuera del concurso, y después de haber probado la televisión y la costura a otro nivel, ¿te gustaría desarrollar una carrera profesional en el ámbito de la costura como diseñadora, maestra de costura, blogger…?
A.: Me encantaría, de hecho el curso que viene quiero irme a Madrid o adonde sea para poder aprender, ya sea estudiando un Máster de Moda, o aprendiendo en el taller de algún diseñador que me dé la oportunidad de enseñarme para en un futuro poder tener mi propio taller. Eso sería el sueño de mi vida.