«Llevo casi ya veinte años haciendo bolillos y siempre hay más cosas para aprender, es inacabable»
Fotos: equipo de `Vuelta y Cruz_Twist and Cross´ (http://vueltaycruz.es/)
Con casi una década de recorrido y proyección internacional, Vuelta y Cruz pisa fuerte en pro de la visión más didáctica del encaje de bolillos. Una publicación que llega a puntos tan distantes como Australia o EEUU, y que lidera Antje González, filóloga inglesa y profesora de bolillos formada con insignes docentes procedentes de toda Europa. Con su número 26 a punto de ver la luz, Vuelta y Cruz es también partícipe, a través de su directora, del programa de la UE `Bobbin Lacee´, dirigido a la creación de redes europeas de encajeras que comparten su saber y sus experiencias.
`Vuelta y Cruz_Twist and Cross´ es una revista hiperespecializada bilingüe español-inglés nacida hace nueve años en Guadalajara. Además de España, sus tres números anuales tienen como destino puntos tan dispares como EEUU, Puerto Rico, Chile, Australia, Japón, Bélgica, Francia e Italia. De hecho, dos tercios de las ventas de este magazine se producen lejos del territorio nacional. Una publicación internacional que surgió de la inquietud de Antje González, traductora apasionada de los bolillos que quiso aportar su granito de arena a la difusión de esta tradición. «Estaba en la fase de pasión loca por el encaje de bolillos cuando empecé la revista», sonríe.
Antes de lanzarse a la publicación de `Vuelta y Cruz_Twist and Cross´, González puso en marcha su primer blog especializado en encaje de bolillos, motivada por la escasez de material en español sobre la materia en aquellos años. «En el 2005 empecé mi primer blog de bolillos porque había muy poco en español en ese momento, solamente el blog de Carolina de La Guardia», recuerda. Una bitácora, la de Antje, que surgió con una doble finalidad. «Empecé el blog para que las encajeras españolas pudieran enterarse de todo lo que se hacía en el extranjero. Pero también me parecía importante que desde el extranjero supieran que existíamos, y que aquí se hacía mucho encaje. En el extranjero no se sabía lo que se hacía en España porque no había casi nada escrito», apunta.
La revista surgió poco después, con una vocación muy didáctica. «Mi idea era, además de poner un patrón, explicar un poco cómo hacerlo, los puntos más difíciles por ejemplo. Puesto que doy clases de bolillos sé con qué dificultades se encuentran las alumnas. También uso diagramas, para internacionalizar un poco el encaje», apunta. Unas explicaciones a las que acompañan en cada número dos artículos de interés para las amantes del sector, así como con una reseña sobre las diseñadoras que aportan cada diagrama, y que proceden de toda Europa. «En cada revista trato de poner una variedad de técnicas y países, hablo de la diseñadora, hago una pequeña biografía inicialmente para poner en valor su trabajo», reseña.
Una conexión mágica
Antje González llevaba más de una década dedicándose a la traducción, un oficio que le permitió conciliar su vida personal y profesional, cuando se interesó por el aprendizaje de esta profusa labor. «Aprendí a hacer bolillos a los cuarenta años, como hobbie, porque lo hacía una tía mía, una tía queridísima, con la que siempre hablaba de labores», comenta. En una de esas charlas veraniegas, su tía le mostró lo que en aquel entonces era su nueva afición. «Un día, ya jubilada, me dijo “mira lo que estoy aprendiendo, bolillos”. Y yo lo primero que le dije fue “ni me lo enseñes, yo eso jamás”», sonríe. Una “promesa” que duró lo que su tía tardó en enseñarle las bases de esta tradición. «Fue una cosa mágica, increíble. Ella me puso con sus bolillos y unos hilos, y me quedé enganchada», recuerda.
Desde entonces comenzó a formarse a nivel local hasta que su creciente pasión la llevó a dar un paso más allá. «Oí hablar de Mariña Regueiro (http://www.escueladeencajes.com/marinaregueiro/). Eso me abrió el mundo. Ahora hay más gente de bastante nivel, pero en aquel momento era Mariña. Ella estaba en Galicia, iba a Madrid una vez al año y siempre traía una profesora especialista extranjera. Con ella he hecho ocho cursos. Después de Mariña fui a Ourense, a una Asociación de Encajeras que traía unas personalidades el encaje increíbles», asevera.
Desde entonces ha podido aprender de especialistas alemanas, eslovenas, rusas y holandesas, de manera presencial y a través de numerosos manuales dedicados a técnicas de toda Europa. «Todo son bolillos, todo es vuelta y cruz, pero en cada sitio tienen una peculiaridad que lo hace distintivo y reconocible», asegura.
Bolillos que “enganchan”
La querencia de Antje González por el encaje de bolillos es común a muchas de las personas que se topan con este arte. Y que acaban totalmente “enganchadas”. «Es complejo, pero tiene una lógica, tienes que estar pensando en lo que haces: ahora pincho aquí, ahora pincho allá… Tienes que tener la mente tan centrada, es un reto tan grande conseguir hacerlo… yo creo que es lo que engancha. Yo llevo casi ya veinte años haciendo bolillos y siempre hay más cosas para aprender, es inacabable», asegura.
El encaje de bolillos engancha por el constante reto que supone, una dificultad que no debe asustar a aquellos que están pensando en lanzarse a aprender. «Ya no se enseña como antes, que te ponían una puntilla ancha para empezar. Ahora empiezas por una pulserita, así le coges el movimiento y de paso haces algo útil. Es así es como les enseñamos a las niñas », comenta. Un aprendizaje, cada vez más ameno, en el que destacan las profesoras centroeuropeas. «Para mí las alemanas ahora son las punteras, en investigación, libros… tienen manuales sobre cómo dar clases a niños, por ejemplo, con atrapasueños, colgantes… cositas muy simples», explica.
En este sentido, Antje echa de menos un aprendizaje en el que el diseño de motivos sea uno de los ejes fundamentales, tal como sucede en otros países. «En República Checa, que es un país con tradición encajera, a los niños desde el primer momento les enseñan a diseñar. Se hacen su dibujito y lo hacen a encaje de bolillos», anota.
En el staff de `Bobbin Lacee´
La directora de `Vuelta y Cruz_Twist and Cross´ forma parte del staff de `Bobbin Lacee´, un programa de la Unión Europea dirigido a la creación de redes de aprendizaje de encaje de bolillos en el continente. Un plan que se aprobó en 2018 y en el que participan más de 250 personas de seis países europeos, entre profesores, alumnos y organización, y que está coordinado por la reconocida encajera alemana Marianne Stang.
El equipo español, en el que participa González, enseñará a sus homólogas europeas un encaje español típico de Extremadura, mientras que el resto de europeas les mostrarán técnicas propias de sus regiones de origen. Una experiencia enriquecedora para la comunidad de encajeras nacionales. «Es interesante porque en España estamos poco acostumbrados a trabajar en equipo en lo que respecta a encaje de bolillos. En España no hay una enseñanza reglada de bolillos. Hay muchas profesoras que aprendieron de su abuela y te enseñan así, estamos las que hemos aprendido haciendo cursos con gente extranjera… ponernos todas de acuerdo tiene su trabajo, pero es muy interesante», apostilla.
`Bobbin Lacee´ es un reto para todas las encajeras participantes, sobre todo teniendo en cuenta hándicap que supone el hecho de que apenas una cuarta parte de las asistentes hablan inglés. «A mí eso me encanta, me apetece que las alumnas que nos llevamos tengan esa experiencia. Les quito el miedo de “es que me voy al extranjero, no hablo inglés y no me voy a entender”. Al final te entiendes, porque hablamos el mismo idioma que son los bolillos», concluye.