«La Economía Social se basa en valores que dignifican al hombre y al correcto uso de los recursos»
Fotos: Beyruth Zúñiga Santamaría
La riqueza de la tradición textil de la comunidad Puréchepa resurge con fuerza. Y todo gracias al compromiso de ONGs como Janikua, institución de asistencia privada dirigida a comunidades del estado mexicano de Michoacán. Un trabajo que nació el año 2011 de la mano de la licenciada en Contaduría Pública Beyruth Zúñiga Santamaría. Una amante del textil que busca con su proyecto mejorar el nivel de vida de las personas beneficiarias de la asociación a través del empleo, la formación y la autoconciencia.
Beyruth Zúñiga fundó Janikua, Emprendedora y Promotora del Desarrollo de México I.A.P, en el año 2011 con el objetivo de aportar su granito de arena en la erradicación de las desigualdades en su país. Un fin para el que se vale diversas acciones, desde la donación de bienes de primera necesidad hasta la organización de talleres que permitan «el desarrollo de una actividad sustentable y viable, y para generar conocimientos y recursos económicos que permitan mejorar sus condiciones de vida personal y familiar», apunta la fundadora de la ONG.

Beyruth imparte uno de sus talleres textiles. Foto: Beyruth Zúñiga Santamaría
El objetivo es claro y las acciones para lograrlo también: modelos de incubación social en los que jóvenes emprendedores logran capacitación para el lanzamiento de sus propios negocios; mujeres productivas, un plan basado en talleres dirigidos a féminas, entre los que se encuentra el taller textil; colecta y entrega de bienes, como ropa, gafas, alimentos o semillas; y la promoción de granjas ganaderas y agrícolas que sirvan de fuente de ingresos a las poblaciones beneficiarias.
Janikua, que significa ´lluvia´ en puréchepa, busca extender la acción social y la solidaridad a modo de sirimiri que empape todos los estratos sociales y atienda todas las necesidades de sus beneficiarios. Una colaboración dirigida a apoyar la autosuficiencia y el desarrollo de las personas que atiende, entre las que se encuentran las mujeres receptoras de sus talleres textiles. «Para la cadena textil, llevamos a cabo acciones en servicios de capacitación, teniendo como beneficiarias a grupos de mujeres indígenas de Michoacán, principalmente aquellas que carecen de acceso a servicios, ya que viven en comunidades alejadas de oportunidades, en comparación con ciudades urbanas. La pobreza en capital e inversiones es muy marcada, por lo que hemos gestionado recursos para lograr obtener dotaciones de materiales para que algunos talleres inicien sus actividades textiles», explica Beyruth.

Una participante en los talleres textiles. Foto: Beyruth Zúñiga Santamaría
Unos talleres que continúan con una tradición arraigada en la zona desde hace siglos, que se vio impulsada por la intervención de Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán en el siglo XVI que se ganó el afecto de los puréchepas gracias a medidas económicas favorables que le valieron el apelativo de ´Tata Vasco´ (padre Vasco en puréchepa) «Estas comunidades indígenas cuentan con una gran historia, ya que Don Vasco de Quiroga dividió a los pueblos indígenas en varios oficios, preparando a esta zona en textiles como bordados y deshilados. Actualmente la dinámica económica está haciendo que esta actividad se vaya perdiendo», se lamenta.
Con la tradición textil mexicana en el corazón
Aunque Beyruth Zúñiga es licenciada en Contaduría Pública por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y cuenta con una Maestría en Administración en la Universidad de La Salle, el textil ha rondado siempre por su mente y su memoria. «Recuerdo mi primer acercamiento a la máquina de coser. Mi bisabuela me hizo una bata de algodón en fondo rojo y flores azules que no me quería quitar. El resto de mi niñez improvisé el armario de mis muñecos y aprendí varias técnicas de bordado», rememora.

Una participante en los talleres textiles. Foto: Beyruth Zúñiga Santamaría
Un contacto con la tradición textil que le llevó a recibir clases de corte y confección con tan solo doce años, un aprendizaje que decidió continuar en 2017 y que le ha servido para diseñar los talleres de costura que imparte en Janikua. «Realizo cursos y planeo las capacitaciones de los grupos textiles, fomentamos el consumo justo y el respeto al trabajo de nuestras artesanas, que realizan unas verdaderas obras de arte, así como el reciclado y el juego de materiales», explica.
El respeto de Beyruth por la tradición textil mexicana se extiende a su folclore y el conocimiento de las diversas comunidades indígenas. De hecho, en 2018 participó en «un taller en Medicina Tradicional en la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, en la ciudad de Pátzcuaro durante cuatro meses, lo cual nos ha permitido estudiar y valorar más a la comunidad puréchepa, una comunidad con gran historia e influencia en los movimientos de México», expone.

Participantes en los talleres textiles. Foto: Beyruth Zúñiga Santamaría
Un bagaje al que se suma su experiencia como docente en la Universidad La Salle Morelia y su periodo como mentora en un programa social para la puesta en marcha de proyectos productivos en la Secretaría de Desarrollo Social, y que le han servido como acicate para la fundación de su propia ONG. Una organización que apoya el emprendimiento social y la solidaridad como fuente de progreso social y económico. Una idea que está en proceso de plasmar en su tesis doctoral denominada ´Emprendimiento Social para Jóvenes en situación vulnerable de Michoacán´. Una investigación inspirada en una idea esencial: «la Economía Social se basa en valores que dignifican al hombre y al correcto uso de los recursos», expone Zúñiga.
Conciencia y solidaridad alejadas del paternalismo
Janikua nació como consecuencia de una trayectoria formativa y profesional que llevó a Beyruth Zúñiga a buscar el modo de aportar su saber en la proyección de aquellos con un difícil punto de partida en la vida. Un arranque complicado en el mundo que ilustran datos aplastantes: el 56,3% de la muerte de los jóvenes en Michoacán es a causa de algún tipo de violencia, explica Beyruth. «Trabajamos con acciones que permiten mejorar el nivel de vida de las personas de estas localidades a través de talleres de participación ciudadana y formativos, como pueden ser las escuelas de verano para niños, que permiten fomentar valores y aprendizaje educativo a través de juegos, computación, pintura, inglés y uso de materiales reciclados. Nuestro objetivo es desarrollar aptitudes para emprender proyectos que beneficien a su comunidad, desarrollando habilidades en el manejo sustentable de los recursos naturales que se encuentran en su territorio», manifiesta la directora de la ONG.
Todas las acciones de Janikua buscan el desarrollo económico y personal de sus beneficiarios, pero sin caer en el paternalismo. «Llevamos colecta de materiales en buen estado como juguetes, material didáctico, libros, ropa, etc. Se distribuyen en las localidades entre las personas más vulnerables que están en constante preparación y educación, lo cual garantiza un desarrollo social en esa comunidad. Ya que no se busca generar una cultura de paternalismo a través del regalo a la ayuda, buscamos una sociedad más educada, consciente de sus derechos y obligaciones como ciudadano, que pueda generar oportunidades para elevar su calidad de vida», concluye Beyruth.

Bordado de las participantes en los talleres textiles. Foto: Beyruth Zúñiga Santamaría