Entrevista a Lorenzo Caprile, jurado de Maestros de la Costura y modista
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Entrevista a Lorenzo Caprile, jurado de Maestros de la Costura y modista

«La palabra que define nuestra profesión es `modista´»

Foto: RTVE

Cuando se nombra a Lorenzo Caprile resulta inevitable pensar en fabulosas prendas como el vestido rojo que la actual Reina Leticia lució en la boda de María y Federico de Dinamarca en 2004. Una de tantas prendas de ensueño obra del que es uno de los creadores textiles más abiertamente críticos con la industria de la moda. Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de 2016, Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo en 2015 y Premio Ciudad de Alcalá en 2014, el jurado de `Maestros de la Costura´ acumula reconocimientos a sus 35 años de trayectoria. Un camino que le llevó a inaugurar su taller propio en 1993, a entrar como figurinista de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España en 2012 y a participar en el concurso de RTVE desde hace cuatro temporadas. Y que le condujo, durante el pasado año, a colaborar con Cruz Roja en su labor de ayuda a los colectivos con los que la crisis derivada de la pandemia más se ha cebado. La ruta profesional de un hombre creativo, currante, solidario y sin pelos en la lengua. O, dicho de otra manera, de un modista llamado Lorenzo Caprile.

El jurado más veterano de `Maestros de la Costura´ es una rara avis en una época en la que la impostura es el pan de cada día, algo de lo que da buena cuenta en el programa de RTVE. Un formato televisivo de la productora Shine Iberia (Masterchef, Prodigios) en el que el modista delibera junto con los diseñadores Alejandro Palomo y María Escoté. «El nivel esta temporada es bastante más alto que las anteriores. Pero también es la cuarta temporada, los aprendices vienen más resabiados, ya conocen los trucos del programa, nos conocen muy bien a nosotros… ha sido una temporada muy estimulante, ha habido un tira y afloja muy divertido y muy televisivo», confiesa Caprile.

`Maestros de la Costura´ es una de las más recientes apuestas profesionales de un modista con 35 años de trayectoria, formado en el Fashion Institute o Technology de Nueva York (EE.UU) y en el Politécnico Internacional de la Moda de Florencia (Italia). La Reina Leticia, la Infanta Elena, la presentadora Anne Igartiburu o la modelo Naty Abascal son parte de los personajes conocidos que han apostado por los modelos de este creador, nacido en España pero con nacionalidad italiana heredada de su abuelo, empresario fundador de la Fábrica Española de Magnetos, vendida en 1987 a Bosch.

Famosas o anónimas, muchas son las mujeres que acuden al taller de Caprile en ocasiones especiales en busca de ese `toque´, de esa prenda que las haga brillar como novias, madrinas o invitadas. Que potencie su belleza y disimule lo necesario. Sin fórmulas mágicas ni normas fijas. «En la moda, al final, el estilo es personal. Como todo en esta vida es prueba-error, no hay ni reglas estándar ni axiomas absolutos, porque cada cuerpo es diferente, cada momento de tu vida es diferente, cada situación económica y social es diferente», afirma. «El mejor consejero en temas de moda es un espejo», comenta.

Tal y como afirma el modista, en moda no hay trucos, no hay algo que siente bien a todos por igual. «El estilo personal no te lo construye la moda del momento, eso se lo construye cada persona. Ahora mismo la oferta es tan inmensa que, por un lado, es más fácil vestir de una manera correcta y agradable a la vista, que te favorezca, y por otra, es mucho más fácil cometer errores», explica. Una realidad que ilustra una frase del «gran Óscar de la Renta, que decía que no existen vestidos feos o bonitos, lo que existen son muchas personas equivocadas. Yo esa frase la suscribo absolutamente», apostilla.

Hoy en día, explica Caprile, la oferta es vasta. No hay un estilo único, existen alternativas que ayudan a los legos en la materia a encontrar el estilo y la prenda que sacan lo mejor de cada cual. Aunque en ciertas ocasiones parezca que la moda se ponga en contra de nuestra fisionomía. «Ahí sí que denuncio la esclavitud de nuestra industria de la moda, a la que el hecho de que el ser humano esté más o menos favorecido, o guapo, o agradable a la vista, es la última de sus preocupaciones. A veces las tendencias coincide que son amables con el cuerpo humano, pero la mayoría de las veces no. Eso hay que tenerlo en cuenta. La industria de la moda no busca que nosotros estemos más o menos favorecidos, lo que busca es que estemos consumiendo constantemente, creándonos esa inquietud de que no estás lo suficientemente al día, que no llegas, que no estás dentro de la tribu de los elegidos», aclara.

¿Diseñador? No, modista

Lorenzo Caprile es modista. Y punto. Modista es el término que emplea este graduado en Lengua y Literatura Española, en lugar del habitual `diseñador´, para definir su oficio. «`Diseñador´ es un anglicismo, una mala traducción de la expresión, sobre todo americana, de `fashion designer´», explica. Y es que la palabra `diseñador´ «en realidad no quiere decir nada. La palabra maravillosa, además en castellano, que es riquísimo, que define nuestro oficio es modista: persona, hombre o mujer, que se dedica a la moda o a la confección de prendas de vestir», explica.

Esta preferencia extendida por el empleo en moda de términos procedentes de otros idiomas «es algo histórico. En el siglo XIX, cuando se inventa la moda tal y como la conocemos ahora, con la moda firmada, las temporadas, la moda de París… en el siglo de los cursis por excelencia, es cuando comienza además la prensa de moda. En ese momento ya se empiezan a importar un montón de términos que parecía que daban más categoría. Si lees alguna de estas revistas antiguas que se pueden comprar en el rastro (que producen ahora mucha ternura y mucha curiosidad), ves que están llenas de términos franceses o afrancesados», apunta.

La apuesta por la utilización del término castellano referente a su oficio se ha convertido en una «lucha personal» de Caprile que se suma a la pugna contra el uso de la palabra `modisto´, no exento de connotaciones machistas. «No hay género en las palabras que acaban en –ista. La mayoría de los oficios y profesiones en castellano acaban así: taxista, dentista, electricista, violinista, novelista, articulista, periodista, comentarista… hay miles de ejemplos», argumenta.

Una industria despiadada

El año 2020 comenzó con una pandemia que puso a prueba tanto a los individuos como a la fortaleza de la economía mundial. El cierre de fronteras dirigido a cortar de raíz la transmisión de la Covid-19 puso de nuevo sobre la mesa el debate sobre la deslocalización de la producción industrial. La economía se paró doblemente: por el confinamiento y por la imposibilidad de que todo aquello que se produce a miles de kilómetros llegara a su destino final. Una realidad que pegó de lleno en una industria textil que, a juicio de Lorenzo Caprile, no parece que vaya a hacer lectura de las circunstancias vividas. «No creo que las reglas diabólicas de la industria de la moda, que es una industria despiadada, vayan a cambiar. Desde un punto de vista doméstico sí, el confinamiento te obliga a entretenerte, a llenar las horas del día, y muchísimas personas, tanto hombres como mujeres, se han lanzado a coser o han descubierto esa habilidad y le han perdido miedo a enfrentarse a una máquina. Muchos han dado sus primeros pasos con una pieza tan sencilla de confeccionar como es una mascarilla. En ese sentido, si nuestro programa ha contribuido con un pequeñísimo grano de arena a esta resurrección de esta habilidad doméstica (porque hasta antes de ayer en todas las casas había una máquina de coser), pues estoy muy orgulloso. Como decía María Escoté en la rueda de prensa -de presentación de la cuarta temporada de `Maestros de la Costura´-, si en este momento de pandemia, gracias a nuestro programa, hemos logrado que se hayan fabricado equis mascarillas o equis EPIs, es un orgullo», manifiesta.

Tal y como afirma el miembro del jurado de `Maestros de la Costura´, el confinamiento vivido en la primavera de 2020 rescató la afición por los trabajos manuales, como la cocina o la costura. Una habilidad necesaria, ya que «a veces me parece increíble que nos enfrentemos a montar una estantería o a hacer chapuzas de electricidad, y para cogerle un bajo a un pantalón o una falda tengamos que ir a La Retoucherie», expone.

La moda, bonita y apasionante

La costura tiene algo que entronca con la estirpe femenina, tras generaciones de conocimientos pasados de madres a hijas, de veladas a la fresca de charla y dedal. Un componente emocional que, en el caso de la moda recae, a juicio de Caprile, fundamentalmente en la clientela. «La emoción la veo más en la clientela, la ilusión que ponen en encargar un traje determinado para un momento muy determinado, como es una boda, ser la madrina de tu hijo, o un evento, un aniversario, una entrega de un premio… yo creo que la carga emocional va en la clienta que te está haciendo ese encargo. Y sobre todo en nosotros, porque es un trabajo muy vocacional, si no hubiera un poquito de cariño y emoción… pues, sinceramente, me saco una oposición y estoy seis horas al día y hasta luego Mari Carmen», bromea.

La moda es, para el modista, «bonita y apasionante, porque cada traje es una aventura», aunque reconoce que, en lo que respecta al componente emocional de la creación textil, «yo no me hago tantas pajas mentales a la hora de enfrentarme a mi trabajo. Mi objetivo es que la clienta quede satisfecha, que el traje esté impecable, sobre todo técnicamente. Luego lo que defendemos en el programa, para gustos los colores».

Heroínas universales de Galdós

Lorenzo Caprile mantiene una presencia discreta en internet y redes sociales, espacio este último donde, además de mostrar sus nuevos trabajos, acostumbra a recomendar lectura a sus seguidores. Las obras de escritoras como María Gainza o Carmen Martín Gaite, o de paleontropólogos como Juan Luis Arsuaga, codirector del Proyecto Atapuerca, son parte de las variopintas obras que ha recomendado en su cuenta de Instagram.

Muchos son los libros que han caído en sus manos, pero si tuviera que elegir alguno favorito sería «`Fortunata y Jacinta´. Además está muy relacionada con nuestro oficio, porque la familia de Juanito Santa Cruz, galán protagonista, tenía unos almacenes, tipo mercería». En la novela de Benito Pérez Galdós «están hablando de telas constantemente, como en muchísimas de Galdós, donde la moda, la ropa, es fundamental». Las protagonistas de esta obra son dos mujeres, y «si Galdós hubiera sido francés, inglés o americano, serían heroínas universales como Escarlata O’Hara, son dos pedazos de personajes femeninos impresionantes que retratan la realidad española. Parece mentira que un siglo y medio después las cosas sigan exactamente igual», afirma. No hay como revisar los clásicos para ver que nada ha cambiado, aunque «no hay nada como ser clásico. Lo malo de estar de moda es que te pasas de moda», ironiza.

El oficio de la costura estuvo muy presente tanto en las obras de Galdós como en su vida. Ya que tal y como rescata Caprile del libro «Galdós, un escritor en Madrid», el autor «fue un mujeriego empedernido: nunca se casó, tuvo muchos amoríos… fue un ser muy adelantado a su época, a veces alternaba con dos, con tres… amor libre… Mantuvo a dos o tres señoritas al mismo tiempo. En el libro dicen que cuando terminaba una relación con sus amantes, a la mayoría, sobre todo a las que tenían un origen humilde, les regalaba una máquina de coser. Porque él sabía que con una máquina de coser una mujer podía salir adelante», recuerda.

El séptimo hijo es el niño afortunado

Lorenzo Caprile es el séptimo hijo de una familia de empresarios, un maker tocado por una magia similar a la del protagonista de la novela homónima del escritor británico Orson Scott Card. Una coincidencia (o no) que recuerda también a la leyenda rusa que rescatara en su día el productor y titiritero Jim Henson para la preciosa serie “El Cuentacuentos”, que narrada por un impecable John Hurt descubrió ante su atenta audiencia la bonita historia del niño afortunado: el séptimo hijo de un séptimo hijo.

Aunque, como dirían nuestros mayores, la buena fortuna es del que la trabaja. Porque lo cierto es que estos 35 años en «el mundillo del trapo» dan sobrada cuenta de su talento. Reinas, modelos y estilosas presentadoras han confiado en el saber hacer de uno de los creadores de moda más conocidos y reconocidos de España. Famosas y anónimas, jóvenes y mayores, todas ellas han redescubierto su belleza en el taller de un modista creativo, currante y sin pelos en la lengua llamado Lorenzo Caprile.

 

Si quieres saber más sobre la industria de la moda, Lorenzo Caprile recomienda:

«Fashionopolis. El precio de la moda rápida y el futuro de la ropa», de Dana Thomas.

«Manual anticapitalista de la moda» de Tansy E. Hoskins.

*SPOILER* Lorenzo Caprile ha tenido la generosidad de poner a La Voz de las Costureras en la pista de temas muy interesantes relacionados con la costura. ¡Pronto, en la web!

Entrevista a Lorenzo Caprile en www.lavozdelascostureras.com. Foto: RTVE

Vestidos de Lorenzo Caprile para la Reina Leticia, la Infanta Elena y Anne Igartiburu. Fotos: web de RTVE

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