Máquinas de coser ALFA en el Museo de la Industria Armera de Eibar - La Voz de las Costureras
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Máquinas de coser ALFA en el Museo de la Industria Armera de Eibar

Máquinas de coser ALFA, al amparo de siete siglos de metalurgia eibarresa

Fotos: Noemi Martínez Pérez.

Las máquinas de coser, tricotosas, cafeteras, bicicletas y muchos otros objetos cotidianos son objeto de exposición en el Museo de la Industria Armera de Eibar, institución de carácter municipal que recorre siete siglos de historia metalúrgica de la localidad. Ubicado en la Casa de Cultura Portalea, antiguo edificio industrial de la fábrica de escopetas Aguirre y Aranzabal AYA, tiene como objetivo la conservación del patrimonio industrial de la localidad guipuzcoana.

El Museo de la Industria Armera de Eibar está «dedicado a la conservación y la difusión de la memoria histórica y el patrimonio industrial de un pueblo de tradición armera, donde el visitante podrá disfrutar de un recorrido por el devenir de la historia industrial y la evolución tecnológica eibarresa, desde el siglo XIV hasta nuestros días», explican desde la institución vasca. Una tradición que proviene de las ferrerías que desde el siglo XIII proliferaban en la cuenca del Bajo Deba, y que culminarían en la apertura de talleres especializados en la fabricación de armas.

El museo, además de una extensa colección de armas procedente del Museo de la Escuela de Armería, cuenta con una gran variedad de productos fabricados en Eibar, como máquinas de coser, tricotosas, bicicletas o motocicletas de marcas locales de proyección nacional como ALFA, Lambretta, G.A.C, Orbea, BH, El Casco, BOJ, Jata o Solac. Entre esas piezas se encuentran máquinas de coser de ALFA de los años treinta o el popular sacacorchos diseñado por la marca BOJ.

En el centro, popular sacacorchos de doble palanca diseñado por David Olañeta, hijo de uno de los fundadores de la empresa BOJ. Foto: Noemí Martínez

Máquina de coser de ALFA de los años treinta. Foto: Noemí Martínez

La institución es heredera del Museo de Armería, inaugurado el 24 de junio de 1914, pero no fue hasta el 18 de enero de 2007 cuando se abrió el actual museo con las salas dedicadas a las armas. El 13 de mayo de 2009 se abrieron el resto de espacios dedicados al resto de objetos fabricados a lo largo de la historia industrial de la localidad guipuzcoana.

Siete siglos de metalurgia

La tradición metalúrgica eibarresa data del siglo XIII, pero el impulso de su actividad económica llegó el 5 de febrero de 1346, cuando el Rey Alfonso XI de Castilla otorga la Carta Puebla para la fundación de Villanueva de San Andrés de Eibar, tomando como ejemplo el fuero de Logroño. Esta condición le otorgaría unos privilegios tributarios y legales, así como una libertad de comercio que marcarían su desarrollo futuro.  

Salas dedicadas a la evolución de la industria armera. Foto: Noemí Martínez

«En sus inicios, la producción armera de la comarca era exclusivamente artesanal y supeditada a un sistema gremial. Los armeros eibarreses, al igual de los de las villas cercanas que trabajaban para la Real Fábrica de Armas de Placencia, se organizaban en cuatro gremios diferenciados. Cada uno de ellos recibía encargos directamente de la Real Fábrica, detentaba una función determinada y trabajaba independientemente de las demás. El siglo XIX se caracterizó por grandes cambios, como la llegada de nuevas tecnologías, los primeros pasos hacia la industrialización y la decadencia del sistema gremial. En este siglo comienza un novedoso desarrollo industrial en Eibar, de la mano de nuevos empresarios, sociedades, fábricas y talleres. Todo ello fue posible debido a la desaparición del sistema gremial y a la supresión de las Reales Fábricas, lo que favoreció la libertad de fabricación de armas», explican desde el museo.

Acción fundacional de ALFA. Foto: Noemí Martínez

Esta pujante industria armera tuvo que reinventarse tras la Guerra Civil, debido a que, terminada la contienda, solamente tres fábricas de capital eibarrés (Star en Eibar, Unceta en Gernika y Gabilondo en Elgoibar) son autorizadas a continuar la fabricación de armas cortas, por lo que el resto de la industria se reorienta a otros sectores, como la automoción o los electrodomésticos. 

Alfa Capricho, 1977. Foto: Noemí Martínez

Una de las empresas que se reconvierte es ALFA, actualmente conocida como fabricante de máquinas de coser. «En 1920 los trabajadores de la empresa Orbea mantienen una prolongada huelga. Para salir de esta situación, un grupo de obreros socialistas, apoyados por la Casa del Pueblo y la Cooperativa Danok-Bat, decide crear la Sociedad Anónima Cooperativa Mercantil y de Producción de Armas de Fuego, ALFA. Con ella nace un nuevo modelo de empresa en la que los empleados son trabajadores y accionistas y, por tanto, propietarios. ALFA mejorará las condiciones de vida de sus trabajadores, con escuelas, dispensarios médicos, biblioteca, economato y colonias infantiles», reza uno de los carteles de la exposición.

Más de una década después de su fundación, en 1932, ALFA abandona la producción de armas y pasa a denominarse “Sociedad Anónima Cooperativa ALFA”, dedicada principalmente a la elaboración de máquinas de coser, explican en la enciclopedia digital Wikipedia. La empresa fue la primera compañía que se dedicó en España a la fabricación de máquinas de coser, aunque la introducción de este artículo se realizó de modo paulatino.

Tricotosa automática. 1968. Foto: Noemí Martínez

ALFA no fue la única compañía que redirigió su producción hacia otros sectores. BOJ, El Casco, Jata… son parte de las marcas que nacieron tras esta reconversión industrial eibarresa, y diero como fruto productos reconocibles como las bicibletas Orbea o BH, la conocida grapadora de El Casco o el pequeño electrodoméstico de Solac, entre otros.

Bicicletas. Foto: Noemí Martínez

Pequeño electrodoméstico. Foto: Noemí Martínez

Multicopista. Foto: Noemí Martínez

Museo de la industria armera
Bista Eder, 10 – 5º | 20600 Eibar (Gipuzkoa)
Tel. 943 708446 | Fax. 943 708436

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