Martina en el País de las Hadas, episodio decimocuarto
Martina en el País de las Hadas

Martina en el País de las Hadas (XIV)

Martina en el País de las Hadas (XIV)
Autor de la fotografía: http://www.viktorhanacek.com/

Cuando la felicidad es enorme a veces se hace insoportable. Y el corazón requiere del llanto para liberarse. Nieves empezó a llorar como no había llorado desde la muerte de su mamá. Sin embargo su rostro era feliz, su boquita sonreía loca de contenta. El llanto se fue haciendo tan fuerte que alertó a su padre, que entró corriendo asustado en la habitación de su hija.

— ¡Mamá ha estado aquí! — gritó al ver a Ricardo y fundirse en su abrazo. Su padre estaba desconcertado puesto que no conocía la historia del hada de Nieves.

—Mamá es un hada y ha venido a verme. Me ha dicho que cuide de la familia—, explicó la niña. Nieves le contó a su padre la historia de su hada, de cómo la había visitado ya en otra ocasión, de que tejía la manta para que su hada se sintiera orgullosa de ella, de que había funcionado porque había acudido a ver las nuevas lanas…

Ricardo se quedó pensativo. Mientras acariciaba a su chiquitina trataba de asimilar todo lo que le estaba contando. La ilusión de su hija por el punto y el ganchillo ahora tenía más sentido que nunca. Las lanas se habían convertido en la forma que tenía Nieves de seguir en contacto con su madre. Cómo la entendía. Apenas podía conciliar el sueño cada noche ya que desde hacía un año le faltaba el calor del cuerpo de su esposa, que tanto necesitaba para ser feliz. La angustia que sentía por la ausencia de su amada quedaba ahogada en pro de la aparente fortaleza de la que hacía gala cada día. El corazón de Ricardo se rompía cada noche en mil pedazos, trocitos que cada mañana sus hijos componían con el amor que le regalaban.

—Tendrás que enseñarme a tejer para que mamá encuentre el camino a mi habitación también.

Ricardo decidió sumarse a la fantasía de su hija. Tal vez las lanas que ilusionaban a su niña serían capaces de remendar su corazón de una vez por todas.

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¡Felices labores!

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